LA NECESIDAD DE FIJARSE METAS
- Edi Alberto Martinez
- 17 sept 2015
- 5 Min. de lectura

Difícil, muy difícil, nos resulta a los seres humanos que no podamos volver a recordar las historias de vida que a cada uno nos han marcado, haciendo un recuento de los logros obtenidos en el aspecto personal, profesional, laboral y social. Sin duda, un cúmulo de recuerdos y sensaciones transformados en familia, amigos y miles de minutos ocupados en la reflexión que a la postre hablan por los más de catorce años de lucha constante por subsistir en un mercado tan competitivo como el de la comida rápida, dominada por grandes cadenas transnacionales con todo el poderío econó-mico que lo respaldan. Más de catorce largos años que han sido marcados por un sinnúmero de satisfacciones, aunque también por proyectos postergados por falta de recursos, que de manera silenciosa van dejando cierta insatisfacción y creando a veces una inevitable impaciencia. La precaria situación económica formado por una familia por demás humilde, mi padre, a cargo de un rancho apartado de la ciudad; mi madre, ama de casa, siendo yo el primero de sus dos hijos, mi niñez aunque con ciertas carencias estuvo siempre cimentada por una educación, la cual incluía buenas costumbres y enseñanzas así como trabajar de manera ardua en lo que era la única fuente de empleo, rodeado sólo del campo, la palabra negocio o emprendedor ni siquiera existía en mi vocabulario, pero desde pequeño lo que siempre existió fue sin duda la idea de que esa vida del campo no era lo que yo quería para mi futuro. Al ter-minar mi preparatoria, el siguiente paso fue emprender la carrera de ingeniero en Electrónica, la cual dejé trunca por motivos que ni yo mismo sé. La realidad de enfrentar el mundo por mi propia cuenta, buscar un empleo y valerme por mí mismo, sin ninguna experiencia en nada más que en trabajo del campo con una carrera trunca, fue por demás difícil al ver que las puertas que tocaba, una a una se cerraban, pero no me di por vencido, simplemente no me resignaba a volver al campo. Por fin logré mi primer empleo, fue de misceláneo (varios) en una estación de radio con el sueldo mínimo, posteriormente, después de tanto luchar y buscar se me dio la oportunidad de estar en la locución a prueba sin suelalimentación y transporte.
El panorama no lucía del todo bien. “Te vas a morir de hambre”, eran las voces de quienes más prácticos no compren-dían mi entusiasmo. Tiempo después se me da la oportunidad de entrar a una empresa de transporte público como supervisor, el día pasaba demasiado rápido en ese ir y venir de un lugar a otro, a la hora de comer tenía que ser de manera muy rápida, pues el ritmo de trabajo así lo exigía, la responsabilidad no era menor teniendo a cargo la supervisión de poco más de cincuenta personas, casi todas acostumbradas a prácticas y mañas perjudi-ciales para quien me había contratado, tres años bastaron para que la preocupación que se iba apoderando de mí llegara a su nivel más crítico, un sinnúmero de amenazas de aquellos a los que por intereses económicos no les convenía mi presencia, más aún, aquellos cuyas prácticas traían como resultado su despido laboral y a la postre las represalias como el echarme encima al sindicato, enemistades, ser mal visto por una buena cantidad de personas, en fin, la presión cada vez iba tornándose más fuerte por lo que decidí no continuar en la empresa que tanto confió en mí, confianza que jamás defraude. Pero cuál sería mi siguiente paso. Analicé muchas opciones y decidí que las pocas cosas con las que contábamos mi esposa y yo, las venderíamos para emprender un negocio, pero ¿qué negocio sería? ¿Qué sabía hacer yo? No sabía absolutamente nada sobre negocios, ¿qué giro sería? Ésas y mil preguntas más surgieron en mí, hasta que un día se me ocurrió abrir un negocio de comida rápida, tomando como base la necesidad de crear un producto que fuera súper rápido para todos aquellos que, como yo, viven un ritmo de vida acelerado, esa necesidad de brindar un producto al alcance de todos los bolsillos y sobre todo de buena calidad y recién elaborado, acompañado de un servicio muy, muy rápido, todos esos factores son los que hoy me llevan después de más de trece años a escribir estas líneas, idea transformada en una microempresa que me ha dado tantas satisfacciones, pero la más importante es sin duda la aceptación y el reconocimiento de nuestros clientes.
Es por todo ello que me decidí a escribir este libro, el cual deseo que sirva como motivación para aquellos quienes hoy tal vez vean un futuro incierto, sin duda no soy una persona llena de éxito, pero sí alguien que día a día va tras él. Siempre me ha gustado innovar, marcar diferencias en algún tiempo, no hace mucho, abrí un café Internet que no fue tam-poco la excepción, las computadoras no eran lo que comúnmente conocemos. Un amigo y yo nos lanzamos a la aventura de tunear las computadoras, no eran un gabinete lo que las conformaba, eran desde una guitarra transformada en computadora hasta un microondas, en fin un concepto diferente. Aún recuerdo los tiempos de mi infancia en la que una simple reja de tomates la transformé en un altar o cuando con algunos duros troncos de árbol trataba de darle forma a un trompo o qué decir de esos experimentos, según yo científicos, aquel viejo quinqué que servía de guía para alumbrar las noches de penumbra en ese lejano rancho carente de energía eléctrica en el cual pasé tantos años de mi vida o si de buscar estrategias se trataba, encontrarlas no era difícil con tal de que sirvieran como un buen pretexto para no darle las cien vueltas a ese duro molino de masa que a diario esperaba por mí.Algunas personas me preguntan cuál ha sido la clave del éxito, realmente no se a cuál éxito se refieran, pues como ya lo dije no me considero una persona llena de éxito, más bien alguien que va tras él; sin embargo sí me considero una persona afortunada al estar rodeado de las personas que amo, pero más aún mi mayor fortuna ha sido contar con el apoyo que más considero se necesita al menos en mi caso y bajo mis creencias religiosas, y ese apoyo es vital, vital sin duda, el apoyo de JEHOVÁ, MI DIOS, así que las claves del éxito a ciencia cierta del todo no las sé, sin embargo lo que en estos largos años he aprendido trataré de compartirlo con todos ustedes.
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