LA NECESIDAD DE VENCER EL MIEDO
- Edi Alberto Martinez
- 10 sept 2015
- 4 Min. de lectura

Cuántas veces hemos sentido esa sensación de inseguridad que nos hace limitarnos a realizar proyectos por temor al fracaso, pero muy en el fondo y aunque parezca ilógico, finalmente el miedo es tal vez al éxito, eso sí, disfrazado de un miedo al fracaso, de hecho, creo que la mayoría de los miedos al éxito vienen disfrazados de miedo al fracaso y eso mismo va provocando que seamos presa de sentimientos y emociones que nos llevan a esas sensaciones de ansiedad y agobio, una mezcla de buenas y malas vibras, que finalmente todo ello nos limita al crecimiento y la razón es porque tal vez nuestra actual versión de éxito realmente es de fracaso, pensamos en ganar, pero también, por el otro lado, pensamos en perder, en lugar de ver posibilidades de triunfo en ambos lados, sin duda es muy cierto que la negatividad puede alejarnos del éxito y es que muchas veces vivimos atados a las cosas positivas y negativas que asociamos con ser exitosos.Ejemplo claro de ello es algunos comentarios que desde muy pequeños escuchamos:
“El dinero es el causante de todos los males”, suelen decir muchos. “Los ricos no son bien vistos por Dios”, vaticinan algunos. “Los ricos tienen demasiada presión y no tienen tiempo de nada”,
argumentan otros. Éstas, entre tantas otras, son creencias que se nos van arraigando tanto en nuestra vida, pues crecemos con ellas, que finalmente terminan por llenarnos de miedo no sólo al fracaso, y estamos muy familiarizados con él, sino que también existe un miedo mucho más sutil y desconocido como ya lo mencioné anteriormente: el miedo al éxito. Y esto es muy curioso porque en ocasiones nos ponemos metas que deseamos cumplir, no obstante, con el paso del tiempo, pareciera que nos detenemos hacia la búsqueda del objetivo, y por curioso que parezca, muchas veces lo que nos detiene no es el miedo al fracaso o al rechazo, sino más bien las ataduras que nos ponemos nosotros mismos en el subconsciente por el temor a ser objeto de críticas, no al fracaso, sino más el temor a hacer el ridículo ante el entorno social que nos rodea sin importar estatus, llámese: familia, amigos, el ambiente laboral, etc. Y muchas veces nuestro mismo encierro social es el que nos limita a ir tras las metas, eso sí, no debemos olvidar que cada meta conseguida viene acompañada de una serie de consecuencias que a menudo se nos pasan por alto.
Situaciones que en principio se ven positivas, pero que pueden ser difíciles de encajar para muchas personas después de los resultados esperados, no debemos olvidar que el éxito requiere cambio, y el cambio conlleva situaciones imprevistas en la mayoría de los casos. Se suele ver solamente las cosas que queremos lograr sin medir sus consecuencias, sin duda la mejor manera de aminorar el impacto de las consecuencias negativas es tomarnos un tiempo para analizar cada una de ellas y determinar cualquiera de las tres opciones con las que contamos: eliminarlas, reducir su impacto negativo o aprender a vivir con sus consecuencias, sin duda es agradable obtener nues-tras metas, sin embargo no debemos olvidar que cualquier logro tiene una cara oculta, esto es como las monedas: habrá una de las dos caras que nos guste más que la otra, pero tenemos que cargar la moneda completita.
Resulta muy curioso para mí, que el miedo al fracaso sea menos complejo que el miedo al éxito y es que este último generalmente es inconsciente, ya que no se trata de un miedo al éxito en sí, sino más bien a sus consecuencias o efectos secundarios. Los miedos que no son evaluados conscientemente tienden a hacerse cada vez más grandes. La razón es el mero condicionamiento: cuando evitas algo, automáticamente fortaleces el patrón de evitar ese algo, ya sea consciente o inconscientemente. Cuando evitas trabajar en tus metas debido al miedo al éxito, fuerzas el hábito de la poster-gación y con el tiempo, cada vez te resulta más difícil emprender acciones y poder hacerles frente.
Los miedos le dan una deformación de ciento ochenta grados a la realidad, produciendo desequilibrio y depresión, transformándose en auténticos monstruos mentales, lo cual hace un daño horrendo, más aun cuando, por diversas circunstancias, se convierten en una obsesión para el que los siente, esto incluso puede convertirse en fobias al grado de producir angustias terribles, si no logramos controlarlos.
Sin duda, el miedo a fracasar en nuestras metas trazadas para nuestras empresas muchas veces es producido precisamente porque se tiene una visión irreal de la vida, visión que nos lleva a pensar que todo nos tiene que salir bien, que nuestro transitar será tranquilo, relajado, lleno de alegrías y que los problemas simplemente no existen, olvidando a veces que en la vida ocurrirán sucesos nega-tivos. Todo ello lo único que traerá como consecuencia será que no se esté preparado o atento para el fracaso, por lo que cualquier cosa negativa que se presente, sea vista como una tragedia. Cuando alguien es víctima de este tipo de pensamientos, está automatizando su mente a un ambiente de comodidad que limite el crecimiento y por lo tanto, la mediocridad nos hará su víctima, ya que ante un posible fracaso o algo que implique cierto riesgo, inmediatamente la angustia estará de visita en nuestro pensamiento y puede que nos lleve a cometer reacciones instintivas, haciéndonos agresivos y con ganas de huir. La huida y la agresividad son sus dos opciones. La solución a todo ello es fácil por muy difícil que parezca, yo creo que la única forma de hacerle frente al miedo de fracasar es aceptando que todo en la vida tiene un riesgo y obstinarse pensando demasiado. No hay nada bueno en la vida que para conseguirse no conlleve algún riesgo. Debe de haber una conciencia clara de que en la vida se triunfa y se fracasa; se tiene éxito y se cometen errores, es normal que al esforzarnos por alcanzar ciertas metas, encontraremos el éxito pero con algunos fracasos, fracasos que incluso pueden ayudar a descubrir el camino que se debe tomar para triunfar. Vivir en un mundo más real y objetivo, sin duda nos ayudará a aceptar con serenidad un posible fracaso, pero también esa fortaleza que se requiere para poder luchar en contra de esos miedos para poder vencerlos. El éxito servirá de estímulo para seguir adelante y el fracaso servirá de lección para no volver a hacer lo mismo.
Comentarios